¿Qué tienen en común “Slumdog Millionaire” y “Blade Runner”?
Además de pertenecer a ese grupo de películas cuyos títulos traducidos nunca se nos graban a pesar de los esfuerzos de las distribuidoras, son dirigidas respectivamente por Danny Boyle y Ridley Scott, ambos ingleses. Estos dos directores han coqueteado con la ciencia ficción, con bastante éxito y acierto.
Ridley Scott reinventó la manera de hacer cine de terror futurista con “Alien, el octavo pasajero” (1979) además de regalarnos a Ellen Ripley, la primera heroína femenina realista en una película del género; introdujo el Macintosh de Apple en 1984 con un comercial para el Super Bowl inspirado precisamente en “mil novecientos ochenta y cuatro”, la novela distópica de George Orwell de 1949; y, por supuesto, dirigió “Blade Runner” (1982) la película de culto basada en la novela “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” (1968) de Philip K. Dick.
Por su parte, Danny Boyle nos obsequió en 2002 con pesadillas recurrentes de zombies acelerados con los ojos inyectados de sangre en “28 días después...” y en 2007 intentó convencernos de la posibilidad de reencender el sol con un artilugio termonuclear en “Sunshine”, ambas cintas protagonizadas por un Cillian Murphy de voz más grave que la que le escuchamos en “Desayuno en Plutón” (2005), cuando todavía Plutón era un planeta.
Boyle dirigió también el cortometraje comedia de ciencia ficción “Alien love triangle” (imágenes de la película después del minuto ocho) con la actuación de Kenneth Branagh y Courtney Cox. El corto estaba planeado como una trilogía pero las otras dos historias se desarrollaron y comercializaron finalmente como largometrajes (Mimic, 1997 e Impostor, 2002).
Pero lo que me llevó a formular la pregunta fue esa extraña sensación de déjà vu que empecé a experimentar durante la premiere en Medellín de “Slumdog Millionaire”.
Mumbai se nos revela como una urbe real cargada de irrealidad donde conviven el urbanismo contemporáneo, los call centers y franquicias de shows norteamericanos con un crisol de culturas y personajes que se las arreglan para sobrevivir al margen de lo que llamamos civilización.
Y algo dentro de nosotros nos dice que estamos viendo el futuro de nuestras propias ciudades.
Las calles superpobladas de una Mumbai multicolor a plena luz del día me trajeron recuerdos de la atmósfera irreal pero extrañamente cargada de realidad de una Los Angeles nocturna donde nunca deja de llover, con callejones oscuros y decadentes apenas iluminados por los dirigibles publicitarios y las luces de los autos voladores. Me evocó destellos de “Blade Runner” como ese mercado callejero con gente de todas las razas y lenguas donde es posible examinar en un microscopio electrónico la marca de fábrica en la escama de una boa replicada sintéticamente.
Pero, ¿qué tienen en común? ¿por qué el déjà vu?
Creo que es esa atmósfera que todo lo impregna, la atmósfera del “Cyberpunk”.
“Cyberpunk” es un subgénero de la ciencia ficción cuyas historias se ubican en el futuro cercano, casi a la vuelta de la esquina. Su sello característico es que son protagonizadas por personajes marginales (La escoria de la sociedad, los “slumdogs”, como Jamal y Salim Malik o como los protagonistas de la cinta “Trainspotting”, también dirigida por Boyle) enfrentados a Megacorporaciones que han remplazado los países estado.
El sufijo “Punk” nos recuerda siempre al eterno adolescente con motilado de indio mohicano, ropa negra, preferiblemente de cuero y llena de taches y cadenas. Surgió como movimiento musical a mediados de la década de los 70s en Norteamérica y el Reino Unido, inspirado en las actitudes transgresoras del rock hard-core. En un sentido más general, el “Punk” es ese personaje rebelde que no encaja en el sistema pero se las arregla para vivir al margen del mismo.
La “cibernética” normalmente la asociamos con la tecnología informática, aunque el término cubre disciplinas tan diversas como la inteligencia artificial, el aprendizaje organizacional, la bioingeniería, la dinámica de sistemas y la ergonomía.
Así que el “Cyberpunk” siempre se pone del lado de subculturas que rayan con la ilegalidad, dentro de una sociedad opresiva dominada por la alta tecnología.
El término fue inventado por el escritor Bruce Bethke como título para una historia de hackers adolescentes que publicó en 1980. Su intención era que su historia tuviera un título de una sola palabra que enganchara de inmediato al lector y, lo que es más importante, al editor. El mismo Bethke aclara que no se considera el inventor del género “Cyberpunk”, sólo de la palabra. Ese honor se lo concede a William Gibson, quien, a su vez, creó el término “Ciberespacio” en su cuento “Quemando Cromo” publicado en 1982 (como en la opresiva neolengua creada por Orwell para “mil novecientos ochenta y cuatro”, los autores de ciencia ficción son prolíficos acuñadores de nuevos vocablos para nombrar las cosas que vendrán).
De hecho, el filme “Blade Runner” se pelea el lugar como la obra más importante del “Cyberpunk” con “Neuromante” (1984), la novela paradigmática de William Gibson. Ganadora de los tres premios más importantes dedicados a la ciencia ficción, el Nébula,el Hugo y el Philip K. Dick, fue la primera novela de Gibson y el comienzo de su primera trilogía, conocida como el “Sprawl” (término que se refiere a la expansión descontrolada de la megalópolis donde se desarrollan las tramas).
Los Hackers en “Neuromante” se conectan al ciberespacio a través de un enchufe implantado en el cráneo, como lo hace Neo en la película “Matrix” (1999) de los hermanos Wachowski (que de hecho está inspirada en varias obras del género “Cyberpunk”, incluida “Neuromante”). Este enchufe funciona como los puertos USB actuales, en ellos también pueden insertarse pequeñas memorias para el aprendizaje instantáneo de cualquier tema (Gibson también creo una palabra para nombrar estas memorias: “microsoft”, pero tengo entendido que el término es hoy marca registrada de una empresa de software).
¿Entonces puede decirse que William Gibson inventó la Internet?
De ninguna manera. La Internet, es decir, una red distribuida a nivel mundial de computadores personales y servidores, es un concepto que aparece por primera vez en una historia corta publicada por Murray Leinster (a.k.a. Will F. Jenkins) en 1946: “A Logic named Joe”. Un error de fabricación hace ligeramente diferente a uno de estos Logics, o computadores, lo que le permite brindar respuestas acertadas a cualquier inquietud planteada por los humanos a través de la red sin importar las intenciones de quien pregunta ni las consecuencias de sus actos. Esto, por supuesto, casi destruye la civilización.
Sin embargo, Gibson sí puede considerarse un visionario que advirtió las potencialidades de la Internet cuando ésta estaba apenas empezando. “Tenía la corazonada de que la Internet cambiaría las cosas, de la misma manera que la ubicuidad del automóvil cambió las cosas”. En 1995 la describió como “uno de los logros más fascinantes de la humanidad, el nacimiento de una nueva civilización, un cambio tan significativo como el nacimiento de las ciudades.”
Por otra parte, si bien el término “ciberespacio” se utiliza en nuestros días para refererirse a la Internet, el ciberespacio de Gibson era mucho más, una representación gráfica de inmersión total como los videojuegos actuales, pero con una estética parecida a los espacios esquemáticos de “Tron” (1982).
La matriz es una representación abstracta de las relaciones entre representaciones de datos. Los programadores legítimos entran en conexión con el sector de la matriz de sus jefes y se encuentran rodeados por luminosas formas geométricas que representan la información empresarial.
Torres y campos de información ordenados en el incoloro no-espacio de la matriz de simulación, la alucinación consensual que facilita la manipulación y el intercambio de enormes cantidades de datos.
William Gibson, “Quemando Cromo"
No está claro si fue William Gibson o no el primero en escribir sobre esta “alucinación consensual”.
Vernor Vinge es el escritor de la novela corta “True Names”, publicada en 1981, considerada la primera historia que describe esta realidad virtual compartida (aunque “Quemando Cromo” fue publicada en 1982, su texto había sido leído públicamente en una convención de ciencia ficción en el otoño de 1981. Me suena a empate técnico). En “El Otro Plano”, como nombra Vinge al ciberespacio, cada cual puede elegir su propio aspecto y el de sus programas, dependiendo de su creatividad o sutileza.
Minutos más tarde, se escondieron entre los arbustos, fuera del camino de dos hackers armados que recorrían implacablemente el sendero. Iban en fila india, sus motocicletas con motores de ocho cilindros imposiblemente grandes eructando ruidosamente fuego y humo. El de retaguardia llevaba un rifle anticuado decorado con esvásticas y cromo. Débiles llamas asomaban por sus placas frontales ennegrecidas. Los dos perros observaron a los motociclistas tímidamente, acorde con su actual aspecto, pero Mr. Slippery intuía que se trataba de un par de aficionados tratando de aparentar más allá de sus capacidades: los neumáticos de las motos no siempre tocaban la tierra, y las huellas que dejaban no se ajustaban exactamente a la textura del barro. Cualquiera podía tener un aspecto heróico en este plano, o aparecer como un terrible monstruo. El problema era que siempre había usuarios expertos dispuestos a reducir a tales pretenciosos a su verdaderas dimensiones e incluso hasta destruir su acceso. Convenía a los novatos aparecer pequeños y discretos, y apartarse del camino de los otros.
Vernor Vinge, “True Names”
Pero las ideas desarrolladas por los escritores “Cyberpunk” no se limitaban a los computadores, también era común encontrar productos de la bioingeniería, como los replicantes de “Blade Runner” o intervenciones quirúrgicas radicales: El protagonista de “Neuromante” es Case, un hacker que ya no puede conectarse al ciberespacio porque ha sido atacado por una micotoxina que le modifica el sistema nervioso, por venganza de un cliente al que engañó. El nuevo patrón de Case tiene los recursos para pagarle una reconstrucción de sus redes neuronales pero también le cambia el metabolismo de su hígado para que nunca más le hagan efecto las metanfetaminas a las que era adicto. Su compañera de aventuras es Molly, una mercenaria que se ha hecho implantar quirúrgicamente unos lentes de espejo que esconden sus ojos permanentemente y cuchillas de acero que puede sacar a voluntad de debajo de sus uñas (como el Wolverine de X-Men).
El “Cyberpunk” ha permeado prácticamente todas las expresiones artísticas y culturales, la música, la moda, los videojuegos y juegos de roles, incluso los dibujos animados, especialmente los generos Anime y Manga. En el clásico largometraje “Akira” (1988), treinta años después de la guerra nuclear, sobre las ruinas de Tokio, se alza la megalópolis de Neo-Tokio, opresiva e inhumana y llena de terrorismo, droga y violencia. Las sectas religiosas y los grupos extremistas cultivan el mito de AKIRA, un niño que adquirió poderes psíquicos cuando era sujeto de experimentos secretos del gobierno y que causó la explosión que dio inició a la tercera guerra mundial.
William Gibson conoció al también escritor Bruce Sterling en una convención de ciencia ficción en 1981. Sterling identificó en la obra de Gibson un cambio de paradigma y comentó a sus colegas: “desechemos nuestras ideas preconcebidas y fijémonos en este tipo de Vancouver. Este es el camino hacia adelante”. Allí nació lo que ellos y otros pocos escritores llamaron “El Movimiento” y Sterling se convirtió en el ideólogo del grupo.
“Escritor visionario está OK. Profeta simplemente no es verdad. Una de las cosas que hicieron que Bruce Sterling me cayera bien desde el principio. Nos dimos la mano y él dijo “¡Tenemos un trabajo maravilloso! Podemos ser charlatanes y nos pagan por ello. Nos inventamos esta mierda y la gente se la cree.”
Gibson en una entrevista con ActuSf, 2008
En 1983 Sterling comenzó la publicación de una “revista” (cada ejemplar era una hoja, impresa por ambos lados) llamada “Cheap Truth” en la que escribía sus artículos con el seudónimo “Vincent Omniaveritas”. La publicación llegó a convertirse en el órgano no oficial de “El Movimiento” y atacaba lo que consideraban el estado estancado de la ciencia ficción de la época.
“Cheap Truth” tuvo 18 entregas, la última de ellas en noviembre de 1986, anunciando la muerte de “Vincent Omniaveritas”. Ese mismo año el “Pakistani flu”, primer virus compatible con PCs infectó la Internet y Bruce Sterling fue el editor de “Mirrorshades, una Antología Cyberpunk”. Esta colección de historias cortas, que se convirtió en el referente del subgénero, incluía textos de Gibson y del propio Sterling, así como de otros escritores de “El Movimiento”: Tom Maddox, Pat Cadigan, Rudy Rucker, Marc Laidlaw, Greg Bear, Lewis Shiner, John Shirley y Paul Di Filippo.
También incluía una historia de un escritor cuya inclinación humanista lo apartaba de los “Cyberpunk”, James Patrick Kelly, quien junto a John Kessel ha publicado las antologías de los subgéneros que han sucedido al “Cyberpunk” desde finales del siglo pasado: “Rewired: The Post-Cyberpunk Anthology” y “Feeling Very Strange: the Slipstream Anthology”
“Slipstream” es un neologismo introducido por Sterling en 1989 para referirse a un tipo de ficción especulativa en la frontera entre la ciencia ficción, la literatura fantástica y la literatura tradicional.
[..] nosotros ya no cambiamos la tecnología; más bien, ella ha empezado a cambiarnos. No sólo nuestras casas y colegios, nuestros gobiernos y lugares de trabajo, sino nuestros sentidos, nuestros recuerdos y nuestra conciencia.
James Patrick Kelly y John Kessel en "Rewired"
Bruce Sterling, James Patrick Kelly y John Kessel estarán el próximo viernes en Medellín, participando en el Encuentro Fractal 09 y tendremos la oportunidad de presenciar otro round de la discusión que han adelantado desde hace varios años y que ha dinamizado la evolución reciente de la ciencia ficción.
Post data
En su niñez, Bruce Sterling vivió varios años en la India, y en la actualidad es un reconocido admirador del cine de Bollywood.
Espero tener la oportunidad de preguntarle si “Slumdog Millionaire” le hizo sentir esa misma extraña sensación de déjà vu.
Me parece muy buena la forma tan clara de exponer el cyberpunk. Super interesante.
ResponderEliminarMe gusta mcuhsisismo! ademas nos sacas de la ignorancia!!
ResponderEliminarsos un tezo.