miércoles, 6 de abril de 2011

De la Lluvia, el Rio y Otros Nombres del Agua

Hala es una estudiante de tercer años de ingeniería. Un día, llegando tarde a una de sus clases de matemáticas, recibe una extraña llamada en su celular. Es un número desconocido y nadie habla del otro lado de la línea. Solo se escucha un sonido, como el que hace la concha vacía de un caracol cuando uno la acerca al oído.

Hala se olvida por un momento de su clase de matemáticas, de las variables complejas y de los exámenes finales. Afuera llueve. Por alguna mágica razón, Hala sabe que lo que escucha en su celular es el sonido del agua, las olas quebrando en una playa, tal vez un océano. Nadie le habla, nadie respira en el teléfono porque es el agua misma la que la ha llamado.

A Hala se le ocurre que si llama al agua por su nombre verdadero, esta le dirá algo más que este leve rumor. "Océano Pacífico", dice ella, comenzando su intento de solución al acertijo...

Este es el comienzo de "Los Nombres del Agua", un cuento de Kij Johnson incluido en la colección "The Best Science Fiction and Fantasy of the Year, Volume Five", editado por Jonathan Strahan.

También tengo entendido que "Los Nombres del Agua" es uno de los cuentos incluidos en la antología de Kij Johnson, "Chicas Míticas", que Proyecto Líquido lanzará este viernes, 8 de abril, a las 8 de la noche en el Orquideorama, cuatro años después de su debut editorial con "Agua/Cero".

Sí, Kij Johnson ya está en Medellín y va a estar en el lanzamiento de su libro como parte de su participación en Fractal'11. Hernán Ortiz y Viviana Trujillo lo han logrado una vez más.

Mientras tanto, en el Museo de Antioquia, el artista antioqueño Luis Fernando Peláez tiene una exposición con uno de los nombres del agua: "El Río". Él es uno de los artistas contemporáneos más importantes de nuestro país, en 1980 compartió con Doris Salcedo el primer puesto en el Salón Nacional de Artistas.

"El Río" es un par de grandes instalaciones que ocupan completamente las dos salas temporales del museo y varias obras de menor formato. Enormes canoas talladas artesanalmente en troncos de árboles ocupan el espacio como si hubieran encallado tras la inundación que trajo La Niña el año pasado a tantos municipios de Colombia.

Están anegadas. El agua, paradójicamente, no está fuera de ellas sino en su interior, y aquí y allá, uno que otro sobreviviente de la tragedia espera paciente a que bajen las aguas: un perro, una vaca, una casa o los restos de una casa.
“De vidrio y niebla era el recuerdo de la casa. El rastro de sus calles blancas se mezclaba con las herrumbres y todo era tiempo sumergido en la morada. Al sur.
Allí penetraban las aguas y todo parecía volverse humedad, los tonos oscuros anunciaron la noche en que disueltos los azules, apareció una luz macilenta sobre los techos que luego dejaron caer sus despojos color malva. La casa se disolvía como el último y frágil trozo de la infancia para volverse un objeto a la deriva, sin peso, sin sombra. Eran las lluvias de mis trece años; de aquellos días, de aquel puerto, regresan estas líneas fugaces...”.
Luis Fernando Peláez

Otras instalaciones, de pequeño formato, muestran diminutos personajes enfrentados a enormes paisajes desolados, el océano, la niebla, un cielo negro y nublado antes de la tormenta.

El agua en sus múltiples estados (lluvia, río, niebla, mar) ha ejercido una fascinación permanente sobre Luis Fernando Peláez. Él ya había tenido una exposición individual en el mismo museo en 1996, cuando este todavía estaba ubicado en la antigua sede, que hoy es la casa del encuentro. En esa ocasión la muestra también tuvo uno de los nombres del agua: "Lluvia".

Pero el agua como referente no es para Peláez un fin en sí mismo, sino una metáfora para hablar de la historia y del paso del tiempo. "Por un lado está el tiempo natural, que es el de la lluvia, el que comporta el agua, el que está presente en los ciclos de la naturaleza. A partir de ese tiempo natural sucede, aparece o se deriva el tiempo histórico. Pero más allá de ese aspecto histórico está el de la evocación, que sucede a través y para el espectador, y es allí donde el observador interpreta o completa su propia versión".

Porque el agua, y así mismo el tiempo, es evocación. Son las memorias que estas imágenes despiertan en cada uno de los espectadores. Memorias personales, íntimas, únicas. Como la evocación de los nombres del agua que Hana intenta en el cuento de Kij Johnson, memorias de un pasado frágil que ya no existe, o tal vez de un futuro que está aún por venir.

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2 comentarios:

  1. No, Chicas Míticas no incluye el cuento "The Names of Water". Es un libro dedicado exclusivamente al cuento "Myth Girls", definido por Kij como su único cuento cyberpunk.

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  2. ¡Qué agradable Sorpresa!
    Kij Johnson cerró su charla en Fractal11 sobre "La máquina enigma: escritura, máquinas de escribir, descifrando la verdad" con la lectura de su cuento "The Names of Water" (Los Nombres del Agua).
    Fue maravilloso escucharlo de la propia voz de la autora y aprender que tiene muchos significados distintos a los que yo inicialmente vi.

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